domingo, 1 de agosto de 2010

La noche en Bilbao

Aquella noche entreabrí los ojos,
mire por la ventana y allí,
en medio de la oscuridad estaba ella.
Su aurora blanquecina iluminaba el cuarto
que durante horas había permanecido en la penumbra.
Las nubes bailaban a su alrededor
y se cruzaban en su camino haciéndola desaparecer,
apenas unos rayos se filtraban
dando lugar a formas inimaginables.
Formas que traen recuerdos,
recuerdos de un verano,
de noches mirando las estrellas,
de los días de acampada...
Simplemente recuerdos.
Por un momento mi mirada se desvió,
entonces lo vi,
una ciudad de Bilbao completamente iluminada,
iluminada por un destello
que poco a poco se hacia mas tenue.
Ya se escuchaba el trino
de los primeros pájaros de la mañana
la gigante roja pronto haría desaparecer
al pequeño sol de la noche
a aquel pequeño cuerpo celeste
que iluminaba los terrenos de Artagan
para dejar paso a la mañana.
El cielo comenzó a pintarse de azul
y las calles se llenaban de color.
Volví a mirar hacia arriba
y ella...
ella ya no estaba.

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